jueves, 27 de mayo de 2010

Domingo en Tokio con reminiscencias madrileñas.

Domingo lluvioso en Tokio para variar. Aquí también se puede aplicar el dicho de "hasta el 40 de Mayo, no te quites el sayo", aunque es cierto que por lo menos no hace frio. El caso es que había quedado con una amiga japonesa, Sachi, para comer en Hiroo (un distrito de Tokyo) y luego dar una vuelta por un parque cercano del que me han hablado my bien. Plan fallido ya que por la situación climatológica del momento (aka: la lluvia de los huevos) se prestaba más a pasar el día bajo techo. En ese momento decidimos ir a uno de los lugares más famosos de Madrid, autobús a Shibuya, un ratito de paseo entre un mar de paraguas (aquí en Tokio considerado deporte de elevado riesgo con un alto peligro de que te salten un ojo) y tras unas pequeñas vueltas para confirmar su situación llegamos a "La chocolatería de San Ginés". Más exactamente a la recién inaugurada sucursal en Tokio.


Si bien es cierto que la decoración interior no se parece a la original de Madrid,  tomarte unos churros con chocolate en un día lluvioso hizo que me sintiera por unos momentos en casa. Por comentar un dato curioso, en vez de servirte los churros junto a tu taza de chocolate, éstos vienen presentados en un plato junto a un pequeño cuenco con un poco de chocolate para mojar (a mi me pareció como si fuera a comerme unos nachos con queso).



Tras los churros, la siguiente parada fue el 109 de Shibuya. Básicamente un centro comercial de 10 plantas llenas de mini tiendas de ropa para chicas. Interesante visitarlo como curiosidad. Millones de japonesas dedicadas en cuerpo y alma al gasto desenfrenado mientras suenan todos los hits de la noche tokiota. Comprar no (la ropa de la tienda de tíos es bastante hortera según me han dicho), pero salí del lugar con unas ganas de irme de fiesta a la discoteca más cercana impresionantes (y eso que eran las 4 de la tarde).
Tras unas cervezas en un irlandés y contenerme para no comprar 4 o 5 camisetas más que añadir a mi sobredimensionada colección acabamos cenando en la mejor Izakaya en la que por lo menos yo he estado en Tokio. La izakaya (ya no me acuerdo de si lo he comentado en alguna entrada anterior), es el bar/taberna tradicional japonesa, donde los japoneses quedan para cenar de tapeo, ponerse tibios y faltar (con sus gritos) al estereotipo de que son gente calmada. Gran invento el de la Izakaya, que hace sentirse al madrileño que llevo dentro como si estuviese de tapas por La Latina.
Una vez ya en casa, me horrorizo al comprobar que son las diez de la noche y tengo un sueño que me caigo. Desde mi llegada a Tokio he incrementado hasta un mínimo de 8 las horas de sueño al día, no sé si es por estar a la altura del mar, porque nos vamos haciendo mayores o porque se acerca una época de hibernación, pero cada vez creo parecerme más a un Koala, XD.

lunes, 24 de mayo de 2010

No te salgas del manual!

!No te salgas del manual!. Frase importantísima en Japón (y según me han comentado varios compañeros en China también) que hay que respetar por la salud mental de los japoneses. En contra de los españoles, el japonés tipo carece de esa cualidad llamada "flexibilidad". El ejemplo más claro lo tenemos en los camareros.

España;
Cliente: Camarero!
Camarero: Que! (si fuera un chiste seguiría...una de mero dos de febrero... pero esto es serio)
Cliente: El bocata de la casa que lleva?
Camarero: Pollo, tomate, lechuga, queso y mostaza de Dijon
Cliente: Muy bien, quiero el bocata de la casa con tomate, sin lechuga, doble de queso y mahonesa en vez de mostaza
Camarero: Marchando!

Japón;
Cliente: La copa esta un poco cargada, le puedes poner un poco más de coca cola?
Camarero: no se puede
Cliente: No? (nota mental; pero si encima es de grifo que ni siquiera tienes que abrir una nueva rancio!!)
Camarero: no se puede. (si se le insiste más se produce un bloqueo mental y hay que resetearlos)

El resultado es que en Japón casi todo (nunca se puede generalizar) tiene un plan preestablecido e intentar modificarlo puede llevar a bloqueos mentales. Otra experiencia similar me ha ocurrido últimamente cuando he intentado comprar un casco de moto a través de una tienda virtual. Primero selecciono el modelo, el tamaño y el color en la web, compruebo su disponibilidad y lo compro. A lo que me llega un correo de confirmación del pago. Un par de días después me llega un mail en japonés (Gracias Jair por ayudarme con ellos) diciéndome que no tienen el modelo en stock y que o cancelo o 3 meses de espera. Procedo a enviar mi respuesta diciendo que "3 meses ni en sueños pero, oye, ¿no tendrás el casco en alguno de los otros colores?". Respuesta del de la tienda, "si, 3 colores más" (de los cuales 2 son prácticamente iguales al que pedí). En qué momento a alguien no se le ocurre que "sólo a lo mejor" puedo estar interesado aunque el color difiera ligeramente. Pues si no es porque pregunto él no lo ofrece, cancelo el pedido y pierde una venta. A lo mejor estoy exagerando, pero para mi que la palabra improvisación no tiene mucho uso por estos lares.

lunes, 17 de mayo de 2010

Big in Japón

Otra sección que consigo repetir, estoy lanzado!!!!

Esta vez escribo para hablar de dos "tradiciones" japonesas. La primera es la más tradicional de las dos, el Sumo. Parece ser que su origen no está del todo definido y se remonta a épocas en las que las deidades se jugaban las islas de Japón en combates de Sumo. El domingo pasado fuimos a ver unos combates de sumo. La competición se desarrollo desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde, siendo los últimos 15 combates los que pertenecían a la "primera división". Pensaba que después de ver 5 combates estaría aburrido a muerte, pero resultó bastante más entretenido de lo esperado. Los combates son cortos y la mayoría del tiempo se va en la preparación del combate, pero merece la pena echarle un vistazo por lo menos una vez. Cabe destacar que los luchadores tienen sponsor (no todos y en diferentes cantidades) que son mostrados por un propio mientras los luchadores se preparan, un par de los luchadores estaban patrocinados por Mcdonalds, lo que hay que ver.
La segunda "tradición" es menos tradicional y sobre todo se lleva a cabo por a) chicas japonesas y b) extranjeros haciendo la gracia. Como orgulloso miembro de la clase b, me dispuse (acompañado de dos amigas) a hacer lo que en Japón se conoce como "Purikura". Básicamente consiste en un fotomatón supersofisticado y bastante ñoño, con el cual puedes hacerte fotos con fondos alegres y posteriormente decorarlas a tu gusto con multitud de imágenes predefinidas. A primera vista parece relativamente fácil, nada más lejos de la realidad. Es un proceso altamente complicado que se acentúa gracias a la falta de tiempo para realizar la decoración de la foto y en mi caso el no entender ni papa de lo que pone en la pantalla. Por una cosa o por otra, la verdad es que hacerse un purikura resulta bastante divertido. Seguro que alguno más caerá mientras esté por aquí.